Hoy no resulta descabellado imaginar un balotaje con presencia del referente republicano.

Las encuestas conocidas ayer —Cadem y Criteria— confirman un fenómeno que diversos analistas de todo el espectro vienen anticipando en las últimas semanas: la candidatura de José Antonio Kast es altamente competitiva. Luego, si bien todavía queda mucho paño por cortar, hoy no resulta descabellado imaginar un balotaje con presencia del referente republicano. No se trata de un escenario seguro, por supuesto, pero sí de uno plausible.
Naturalmente, este contexto debería conducir a la centroderecha tradicional a preguntarse por qué se ha quedado en los laureles y cómo podría enmendar el rumbo. Es probable, sin embargo, que los esfuerzos de muchos de sus dirigentes se limiten a reforzar la tesis del "voto útil". Esto es, la idea según la cual Kast ya perdió frente a Gabriel Boric en 2021 y, por tanto, sería inviable que derrote a Tohá u otro candidato oficialista en una hipotética segunda vuelta de este año. Esa objeción, sin embargo, admite dos réplicas al menos.
La primera se refiere a la evidente alteración de nuestro paisaje político. En el peor momento de la derecha posdictadura, con la fallida Convención y los herederos de la revuelta aún envalentonados, Kast alcanzó el 45% de los sufragios en unos comicios efectuados con voto voluntario. ¿Es tan claro su techo hoy, en un torneo electoral con sufragio obligatorio, cuando el "maldito infierno" octubrista ha caído en desgracia y la pasión por el orden crece cada día, sobre todo en los sectores populares?
La segunda réplica, consistente con la anterior, es de índole coyuntural: hasta el minuto, las encuestas sugieren que tanto Matthei como Kast se impondrían a cualquiera de sus posibles adversarios en el balotaje. Es verdad que Matthei lo haría con más holgura, pero también lo es que, al menos por ahora, ni Tohá ni Jara ni Winter amagan al candidato republicano en los sondeos de opinión. Puestos a elegir entre la continuidad del presidente Boric o sus opositores, ya sean estos Matthei o kast, la preferencia ciudadana parece elocuente en la actualidad.
¿Qué se sigue de este cuadro? Para la centroderecha tradicional, la urgencia de buscar otros argumentos y estrategias para mejorar su posición. Y para el mundo republicano, la necesidad de tomarse muy en serio una eventual llegada a La Moneda. Ni los videos de su juventud festejando el golpe de Estado, ni su conducción política del Consejo Constitucional en 2023 ni el mal trato brindado a Chile Vamos han estado a la altura de ese desafío. ¿Qué autocrítica se hace al respecto?, ¿qué lecciones y aprendizajes se sacan en limpio?, ¿cómo recomponer relaciones con sus aliados naturales? Si acaso es verdad que Kast podría llegar a calzarse la piocha de O’Higgins, son preguntas cada vez más apremiantes.