Columna publicada el lunes 24 de abril de 2023 en La Segunda.

“Alambicado camino el de Lagos”, denunciaba ayer Daniel Matamala. En su opinión, sólo una “confusión” podría explicar el apoyo del exmandatario socialista a Jaime Ravinet, hoy candidato en cupo de Chile Vamos. El periodista acierta al advertir el carácter inédito del hecho, pero se apresura al asumir falta de reflexión en el expresidente. En rigor, Lagos obró de forma consistente con el pensamiento constitucional que ha delineado en los últimos años.

En efecto, antes de la fracasada Convención, el expresidente publicó junto a Javier Martínez un libro titulado “Conversaciones para la nueva Constitución”. Su mensaje central es que supone un grave error entender la redacción de una carta fundamental como “la madre de todas las batallas” (que fue precisamente la manera en que Guillermo Tellier la describió). En base a la historia y a su propia experiencia, Lagos argumenta lo contrario: dicha tarea debe comprenderse como la “madre de todos los acuerdos”.

Luego, en abril del año pasado, cuando el órgano constituyente ya se desfondaba, pero sus miembros igualmente descalificaban cualquier crítica como un “coro catastrofista”, Lagos dio una lúcida entrevista en Radio Duna, reproducida en varios medios. Su advertencia era clara: ojo con la plurinacionalidad, cuidado con el Consejo de la Justicia, atentos a la posible eliminación del Senado. En sus palabras resonaba la conciencia histórica y la mirada del estadista; atributos particularmente ausentes en el fallido texto por el que el oficialismo quemó las naves, intervencionismo electoral inclusive.

Lo que siguió es conocido: la Convención y las izquierdas jamás enmendaron el rumbo y el expresidente Lagos renunció a respaldar el Apruebo. Y esto, en los hechos, fue un aliciente para Amarillos por Chile, los senadores Rincón y Walker, el entonces convencional Harboe y el resto de los dirigentes de centroizquierda que trabajaron —junto a la centroderecha y la derecha— por lo que terminaría siendo un monumental triunfo del Rechazo.

Pero, pese a todo lo anterior, la izquierda sigue sin acusar mayor recibo de lo ocurrido. Basta leer la prensa de ayer: sus expertos buscan revivir polémicas normas de la malograda Convención; un experto del PS afirma que “uno no puede identificar qué en concreto ha sido o no rechazado” (¿?); y el flamante presidente del CDE señala que el proyecto plebiscitado en septiembre “era una buena constitución en el texto”.

En este escenario, nadie, absolutamente nadie, debería sorprenderse del (sutil) apoyo de Ricardo Lagos a un exministro suyo que compite como independiente en cupo de Chile Vamos, el único pacto en competencia que —todo hay que decirlo— se la jugó al mismo tiempo por el Rechazo y por la continuidad del cambio constitucional.