Carta publicada el 7 del febrero de 2023 por El Mercurio.

Señor Director,

El fenómeno de los grandes incendios forestales es complejo y dinámico. Son diversos los factores involucrados en su ocurrencia. Suelen comenzar por falta de prevención y negligencia humana combinada con condiciones ambientales específicas. La generación de nuevos focos cercanos, una vez desatado un incendio, se explica normalmente por la difusión de partículas de combustible ardientes por vía aérea, impulsadas por el viento o por la columna convectiva. En muy menor medida puede deberse a la acción de antisociales oportunistas o pirómanos. Este cuadro general lo hemos visto ya varias veces en Chile, y no es diferente en España, Portugal o California. Con el cambio climático muchas actividades que antes no involucraban grandes riesgos se han vuelto peligrosas, así como muchas medidas de prevención se han vuelto insuficientes.

El otro fenómeno que reflota con cada megaincendio es el de la paranoia conspirativa y la difusión de rumores y noticias falsas. Esta es una inflamación de la imaginación sacrificial más primitiva. Se pretende encontrar un plan detrás de la catástrofe, ejecutado por aquel grupo humano del que se desconfía en mayor medida. El 2017 mucha gente de derecha compartía rumores sobre inmigrantes / mapuches / comunistas causando los incendios por razones políticas. Estos rumores incluso involucraban a las FARC. En el campo de la izquierda, en tanto, se apuntaba a las forestales alegando que habrían quemado sus propios cultivos para cobrar seguros, ya que estaban apestados. En ambos casos no había dudas ni pruebas: lo que se quería era un chivo expiatorio que permitiera calmar el miedo, haciendo parecer que todo estaba bajo control, al final, de una malvada voluntad humana que bastaba señalar y extirpar. Este año tenemos variaciones de los mismos rumores, y se corre el peligro de que, tal como en 2017, alguien sea acusado injustamente y atacado por la turba.

Es importante entender mejor tanto el origen y expansión de los incendios forestales como de los incendios de la imaginación humana. En ambos casos necesitamos aprender a prevenir mejor.