Carta publicada el miércoles 30 de marzo de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

El acuerdo de las izquierdas en torno al sistema político revela que su apuesta es definitivamente incrementar el poder de una Cámara de Diputados cada vez más semejante a la Convención, incluyendo escaños reservados y otras lógicas identitarias (como “representación efectiva de identidades trans y no binarias”). Bajo esta nueva institucionalidad, todas las leyes se aprobarían por mayoría simple, ya no existiría la comisión mixta, los diputados podrían presentar proyectos de competencia del Presidente y el veto presidencial quedaría muy debilitado (los diputados podrían insistir por mayoría simple como regla general).

Conviene sopesar debidamente estos cambios: mientras la Cámara Baja se vuelve cada vez más poderosa, la Convención apunta a reestructurar diversas entidades, eliminándolas o transformándolas en forma significativa. Es el caso del Poder Judicial (que cede su lugar a sistemas paralelos de justicia), del fiscal nacional (que sería reemplazado por un inédito consejo) y del Senado (que derechamente desaparece, en función de una frágil Cámara de las Regiones).

Como puede verse, la tendencia dominante es disminuir los frenos y contrapesos institucionales; los mismos que ayudarían a evitar una concentración excesiva del poder cuando una fuerza política se haga simultáneamente del gobierno y de la vigorosa Cámara de Diputados que se propone. Da para pensar.