Carta publicada el martes 11 de enero de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

En su edición de ayer, el cuerpo C de “El Mercurio” informa sobre una propuesta del Colectivo del Apruebo en materia de régimen político llamada “presidencialismo de colaboración”. Pero, más allá de su nombre, lo que sabemos es que dicha propuesta contempla un “ministro de gobierno” sujeto a la confianza del Congreso Nacional (puede ser censurado), que incluso propondría el gabinete al Presidente de la República. Y este, a su vez, tendría la facultad de disolver el Congreso. En los hechos, entonces, se trata de un híbrido de dudosa eficacia, en el que resuena el parlamentarismo sin reconocerse como tal.

Es claro que nuestro régimen político requiere cambios importantes con vistas a favorecer las mayorías legislativas y así robustecer el funcionamiento del sistema. De ahí la importancia, por ejemplo, de disminuir los quorum supramayoritarios, modificar el sistema electoral y mover la elección de los parlamentarios para la segunda vuelta presidencial. Sin embargo, trasladar el conflicto entre Presidente y Congreso al interior de La Moneda —el resultado lógico del semipresidencialismo de facto— sería un remedio mucho peor que la enfermedad.

Para advertir los graves efectos de un modelo híbrido mal articulado basta revisar el trágico caso peruano.