Carta publicada el domingo 8 de noviembre de 2020 por La Tercera.

Señor director:

La Moneda ha dejado mucho que desear durante la crisis (basta pensar en el reciente nombramiento para el CDE), pero las camarillas parlamentarias también. Sin ir más lejos, esta semana aprobaron una nueva acusación constitucional, quisieron censurar a la mesa de la Cámara -como para explicitar el trasfondo de la acusación-, y avanzaron (con votos oficialistas) en un nuevo retiro del 10% de las pensiones, cuyos perjudicados serán los que menos tienen.

Algunas declaraciones de nuestros honorables revelan su profunda desorientación. Giorgio Jackson “no podría creer” que la defensa de Víctor Pérez recordara su ayuda para salvar la inscripción de candidaturas DC. Aunque la oposición se jacta de interponer acusaciones “políticas” -por eso abusaría de ellas-, para Jackson es inaceptable apelar a la grandeza de otros actores en momentos críticos. Vaya renovación de la política.

El senador Jaime Quintana fue más allá, y afirmó que “no puedes tener de jefe de gabinete” a alguien como Pérez: así lo dictaría el “sentido común”. Para el inventor del parlamentarismo de facto ya ni siquiera es necesario ocultar sus pasiones antidemocráticas. ¿Y la alternancia en el poder, la tolerancia al disenso político? Qué va: no estamos para sutilezas.

Pero mientras ocurre todo esto y muchos representantes creen liderar una revuelta, ni la oposición ni el Congreso mejoran su credibilidad. Más aún, la ciudadanía excluyó a los parlamentarios del órgano constituyente, y al parecer elegirá en él a personajes de matinal o técnicos supuestamente neutrales. Citando a Tocqueville, hay quienes celebran cuando se derriba un gobierno, sin notar que “es el poder mismo el que está por los suelos”.