“No tiene sentido que como universitarios adquiramos nuevos conocimientos solo para nosotros. Tenemos que estar en diálogo permanente con la sociedad”. Con estas palabras, el Dr. Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, dio inicio al coloquio Universidad: ¿para qué?, realizado el lunes 14 de marzo.

En un ambiente de diálogo y reflexión acerca de los desafíos que enfrenta hoy la educación superior, el rector de la UC conversó animadamente con universitarios de diversas carreras y casas de estudio. Desde las falsas expectativas de trabajo que pueden generar muchas universidades hasta las dificultades que debe atravesar la clase media para acceder a una formación de calidad, el encuentro finalizó con rondas de preguntas, donde los presentes pudieron manifestar al rector sus inquietudes sobre la vida universitaria.

La disputa entre fe y razón, la dificultad de acceder a educación de calidad, el sentido social de la investigación y la urgencia de contar con profesionales de formación integral fueron algunos de los temas que marcaron el encuentro.

Afirmando que coloquios como este “son verdaderos puentes” entre el mundo académico y la sociedad, Sánchez expuso su visión de lo que debiera ser una universidad, subrayando que la adquisición de conocimientos no es el único objetivo ni tampoco el principal. “Para qué es la universidad es una pregunta muy amplia, pero muchas veces las preguntas complejas tienen respuestas simples. Yo diría que la universidad debiera ser el lugar donde nos formamos como personas de bien. Va mucho más allá de recibir instrucción. Queremos personas con valores, con principios”, dijo.

En cuanto a la identidad confesional de la UC, el rector señaló a la fe católica como una de las riquezas del establecimiento, y también como una fuente desde donde se nutre su misión e identidad. Pero se trata, explicó, de un enorme desafío: “No se justifica tener una universidad católica en este país y que ésta sea una más dentro de toda la oferta educativa. No es una cosa de orgullo, sino que de servir desde nuestro punto de vista a la misión que nos ha sido encomendada”.

Y agregó: “La UC tiene una propuesta y una identidad católica, pero también es acogedora. Porque ¿cuál es el sello? Para nosotros como universidad decir ‘en esto creemos’ va mucho más allá de algo religioso. Creemos en la honestidad, en la solidaridad, en la lealtad. Y, ¿cómo creemos? Creemos en el ejemplo”.

Frente a la pregunta de si la fe es un obstáculo para la razón, Sánchez fue tajante: no existe tal pugna. “Creemos que la búsqueda de la verdad está iluminada por una verdad superior y nunca he pensado que eso me haya coartado la posibilidad de buscar, de generar conocimientos, de avanzar. Puedo entender que haya gente que no piense así. Lo que no me parece es que algunos piensen que estoy siendo sesgado por tener fe. Tiene que haber diálogo con las distintas posturas”, dijo.

Definiendo la identidad católica del establecimiento como “una gran responsabilidad” para alumnos y funcionarios, el rector apuntó que detrás de ella también hay un peligro. “El tema de fondo es la inconsecuencia. Es fácil hacer mucho daño en el entorno cuando uno dice que piensa algo y hace otra cosa. Tenemos que asumir que somos personas de luces y sombras. Donde más pareciera haber virtud, aparece lo peor”.

Como consejo a los universitarios, Sánchez hizo hincapié en la búsqueda constante de la excelencia. Afirmando que esto va más allá de obtener los mejores resultados, explicó que se trata de hacer el mejor esfuerzo, todos los días. “Hacer las cosas con un sentido de misión. Eso es la excelencia. Es la definición pura de mejorar lo bueno”.

Profesionales íntegros, capaces de opinar sobre distintas materias, son imprescindibles en la visión que Sánchez tiene del futuro para Chile. “Aquí pareciera imposible tener a un filósofo de gerente general de un banco. En países desarrollados, esos son los personajes que dirigen las empresas”, concluyó.

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