Carta publicada el domingo 19 de noviembre de 2023 por La Tercera.

Señor director:

Las últimas semanas han sido pródigas en imágenes brutales: un delincuente lanzó una granada a una carabinera, extranjeros en patota amenazando a guardias municipales, secuestros –extorsivos y “tradicionales”– y asesinatos. Todo esto evidencia la incapacidad del Estado para contener el crimen, y así generar una sensación de control entre los ciudadanos.

La situación se ve agravada por la falta de credibilidad y de reflexión en las izquierdas en temas de seguridad; la incapacidad para dimensionar los riesgos a tiempo –el Presidente hablaba en campaña del aumento de los crímenes como “cherry picking”– y tomar decisiones acorde a ellos; una preocupación por la agenda migratoria que parte con retraso –sobre todo por la obtusa actitud del oficialismo respecto del tema–; así como por la precaria situación del sistema político, absorto en sus dinámicas de corto plazo y la confrontación fratricida.

La sociedad chilena no puede permitirse caer en la trampa del populismo penal, ni en las fantasmagorías de medidas efectistas pero inútiles. Urge un enfoque integral que involucre toda la cadena preventiva y punitiva, revitalizar la estrategia de inteligencia, según la tarea de cada uno de los poderes del Estado y órganos autónomos (el fast track legislativo todavía tiene materias pendientes), de manera de resguardar a tiempo la seguridad y dar certezas a una ciudadanía que ya no cree en nadie. Allí se juega la subsistencia de la política: en poner coto a tentaciones peligrosas como la autotutela ciudadana o los liderazgos disruptivos, que podrían acentuar la violencia y desbordar de manera irreversible las funciones estatales y nuestra convivencia social.