Carta publicada el domingo 17 de septiembre de 2023 por El Mercurio.

Señor Director,

Ayer se dieron a conocer los resultados de la ley que despenaliza el aborto en tres causales a seis años de su implementación. El detalle de los datos revela la magnitud de un drama que no ha sido suficientemente puesto de relieve. Por ejemplo, quienes más acuden por causal de violación (21% de los casos) son niñas de trece años. El Ministerio de Salud alerta contra el abuso infantil, pero la retórica general parece más bien celebrar la cantidad de abortos consumados como un triunfo emancipatorio, opacando aquel drama, que es uno de los golpes más siniestros a la dignidad y autonomía de una niña.

Tampoco se repara en el hecho de que la mediana de la edad gestacional del feto al momento de interrupción, para las causales de inviabilidad fetal o riesgo de la madre, es de 18 y 19 semanas respectivamente. Se soslaya por completo que lo que se interrumpe es la vida de un ser humano en una etapa avanzada de desarrollo.

El tono triunfalista de la ministra de la Mujer, Antonia Orellana y la subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli, solo se explica por una visión que únicamente repara en la autonomía de la mujer al hablar de aborto. De ahí el “desafío”: remover la objeción de conciencia que supondría otro límite a la libertad de la mujer dispuesta a abortar. De ahí también que los programas de acompañamiento no estén orientados a apoyar a las madres con embarazos vulnerables, sino solo a que ellas puedan decidir de forma autónoma. El resultado es que el 86% de las mujeres que pasan por los programas ministeriales deciden abortar, mientras que, en el caso de programas como los de la Fundación Chile Unido, el 77% decide continuar con su embarazo. Hay modos de proteger a las madres sin propiciar el aborto, pero eso supone dejar la mirada puramente emancipatoria del ministerio. Por lo visto, parece algo difícil de lograr.

Josefina Araos B.
IES

Gabriela Caviedes T.
Signos UAndes

Catalina Siles V.
IES

Magdalena Vergara V.
IdeaPaís