Carta publicada el martes 20 de diciembre de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Vanessa Kaiser afirma que el Estado Social de Derecho es incompatible con el principio de subsidiariedad, por lo que los marcos del acuerdo constitucional alcanzado implicarían una traición política por parte de los representantes de centroderecha. En defensa de su postura, invoca a Jaime Guzmán.

Que el Estado Social es incompatible con la subsidiariedad es también defendido por intelectuales estatistas de izquierda. Esto, porque identifican sociedad y Estado, tanto como Kaiser parece identificar sociedad y mercado. Sin embargo, la idea de que las organizaciones intermedias deben tener prioridad frente a la intervención directa del Estado para administrar y resolver sus propios asuntos no solo es afín, sino que parece exigida por la defensa de los derechos humanos y el pluralismo que caracterizan al Estado Social de Derecho.

Lo que Kaiser olvida es que la defensa de la esfera asociativa requiere no solo evitar la usurpación estatal de las funciones de las organizaciones intermedias, sino también evitar su atomización mercantil. Es decir, requiere de cierta acción positiva por parte de las autoridades políticas, pero conducida de forma no usurpatoria. Por eso se dice que el principio tiene “dos caras”.

Jaime Guzmán, que no era un filósofo, sino un político, entendía esto, más allá de sus maniobras puntuales. No era un libertario, sino un católico romano, y repudiaba la antropología de autores como Ayn Rand. Basta observar su trayectoria para notar que nunca pensó la alianza entre católicos conservadores y liberales económicos como algo escrito en piedra, sino como una necesidad táctica promovida por las circunstancias. Derrotado el comunismo a nivel mundial, se abría otro escenario. Él, que vivió tan poco en el mundo después de la Guerra Fría, parece haberlo comprendido mejor que varios de sus admiradores actuales.