Carta publicada el martes 13 de julio de 2021 por El Mercurio.

Señor Director:

Respondo brevemente al señor Eduardo Aninat (carta de ayer): afirmo que quienes defienden desde la izquierda que la legitimidad de la potencial nueva Constitución estaría atada, en su origen, a una violencia injuzgable por darse en un contexto de excepción institucional, actúan como pinochetistas, pues usan los mismos argumentos que ellos. Y también que lo hacen, además, distorsionando por completo los hechos ocurridos, tanto que no se atreven a identificar con nombre y apellido a los supuestos “presos de la revuelta” que quieren liberar a dedo, pues saben que sus casos son, en particular, indefendibles.

Fernando Atria es, una vez más, el líder de este coro. Pero el exministro Aninat se equivoca al pensar que es simplemente un oportunista fatuo: ha sido el gran artífice intelectual de la destrucción del legado político de la Concertación y su regresión izquierdista, atizada por el brutal pensamiento absolutista de Carl Schmitt. Su razón y su actuar son hábilmente oportunistas y litigiosos, lo que le ha permitido deslumbrar y engatusar a generaciones de estudiantes y pares, tales como sus coautores de “El otro modelo”, pero la dirección de su esfuerzo, a través de todas sus contradicciones y egolatrías, mantiene un rumbo fijo y coherente: una política teologizada que proclama un alucinado colectivismo soberanista y antiliberal.

De poco sirve seguir repitiendo que tenemos al frente a una simple oveja pretenciosa, cuando ya ha mostrado los colmillos.