Cada día millones de usuarios nos volcamos a las redes sociales para los fines más variados. La masificación de los teléfonos inteligentes y la ampliación de la cobertura de internet móvil favorecen que gran parte de nuestra vida ocurra en el paisaje virtual . El smartphone se ha imbricado en nuestras relaciones sociales, a tal punto que resulta casi impensable un mundo sin estos aparatos. Hay que tomarle el peso al hecho siguiente: hasta hace diez o quince años vivíamos sin smartphones. El reciente documental El dilema de las redes sociales muestra algunas de las posibles consecuencias del uso de estas plataformas, las que se hace necesario considerar en cualquier discusión alrededor de estos temas. Junto con lo anterior, nuevas empresas han tomado el control de los espacios virtuales, acumulando un enorme poder político y económico. Entre las redes que más ha ganado relevancia destaca Twitter, plataforma de mensajes breves que permite la interacción horizontal entre usuarios. Una serie de razones hacen de Twitter un objeto de estudio de importancia. Por de pronto, allí participan más de 330 millones de usuarios que publican cerca de 500 millones de tuits por día.

Esta red social es hoy un actor fundamental en el mercado de la información. En ocasiones, incluso parece aventajar a los medios tradicionales (radio, diarios y televisión), los que terminan funcionando como caja de resonancia de lo que sucede en Twitter. Asimismo, dado que políticos y líderes de opinión se comunican e informan a través de Twitter, se suele confundir esta red con la voz de la ciudadanía. En resumen, las élites que participan en Twitter han visto en la plataforma un reflejo del mundo real, como si allí se manifestara —con plena fidelidad— la opinión pública.

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