Columna publicada el 10.12.19 en El Líbero.

Ya es un hit mundial. La canción “Un violador en tu camino” ha dado vueltas por todo el mundo. Si millones de personas se reunieron en Plaza Italia en octubre, si otro tanto exigía no más AFP, nueva Constitución o mejor salud, no es de extrañar que también un gran grupo de mujeres se quisiera hacer escuchar. Vuelve así a situarse en un lugar destacado de la reflexión pública la pregunta por la mujer (ejemplo de ello es el debate en torno a la paridad entre hombres y mujeres en el contexto del proceso constituyente). Pero las demandas del feminismo chileno suelen ser muy diversas y, por masivo que sean el movimiento y las protestas, aquel no es homogéneo. Por ello, la reflexión pública en torno al tema exige un examen detenido y cierta profundidad.

La masividad que ha alcanzado el movimiento feminista nos hace olvidar su diversidad, y es bueno considerar otras perspectivas que enriquezcan el debate en torno a la mujer y lo femenino. Por de pronto, el feminismo chileno muchas veces se encuentra coaptado por el paradigma individualista, que no tiene por qué serle esencial. Además, pese a esa masividad, todavía existen desafíos pendientes. Hay muchas demandas de las mujeres que simplemente han quedado escondidas bajo la mesa y no logran nunca ser prioridad. Así, por ejemplo, la protección y apoyo a la maternidad sigue siendo un gran desafío en nuestro país. ¿Cómo tratamos la maternidad en Chile? ¿Qué tan dignas son las madres en nuestro país? ¿Por qué a ratos la maternidad no es más que una carga? O las condiciones laborales de las mujeres y su compatibilidad con las otras dimensiones de su vida: ¿Cuánto se demoran las mujeres en llegar a sus hogares desde el trabajo? ¿Qué sacrifican por eso? Sin una noción sustancial de lo que es ser mujer, el feminismo pierde su razón de ser y abandona la tarea de influir en la sociedad.

En el marco de estas preguntas, puede ser relevante el aporte de Primera persona singular. Reflexiones en torno al individualismo (IES, 2019), el libro colectivo que lanzará este jueves el Instituto de Estudios de la Sociedad. En el capítulo “El cuerpo en disputa. Hacia una experiencia común de lo femenino”, Gabriela Caviedes y Catalina Siles sitúan la discusión sobre individualismo en el contexto del feminismo. Las autoras proponen recuperar la valoración del cuerpo femenino como punto de partida del feminismo. Tras hacer una pequeña revisión de la historia del movimiento y algunas de sus teorías más influyentes, Caviedes y Siles muestran cómo el feminismo posmoderno ha diluido el concepto de mujer: tras eliminar la referencia a la naturaleza, el feminismo muchas veces no “reconoce más mujer que el sujeto que se interpreta como tal”De este modo, en muchas ocasiones se trata de un feminismo sin sustancia que cae en la defensa de intereses minoritarios. En su capítulo, las autoras abogan por uno que reivindique el cuerpo como categoría básica para identificar a todas las mujeres, al mismo tiempo que las convoca. Para ellas el cuerpo femenino no es un símbolo opresor, y tampoco se desprenden de él los roles que suelen atribuírseles. Llaman, así, a superar su connotación negativa, a volver a mirar el , valorando a la mujer por lo que es. El desafío del feminismo chileno es, entonces, cómo hacer efectivo el aporte de la mujer en la sociedad en tanto mujer.