La exministra y candidata presidencial del PC, Jeannette Jara, señaló en televisión que Cuba no es una dictadura, sino que “un sistema democrático distinto del nuestro”. Pese a que la vocera de Gobierno ayer avaló “abrir ese debate”, lo cierto es que la afirmación de Jara no resiste mayor análisis.

Señor Director:
La exministra y candidata presidencial del PC, Jeannette Jara, señaló en televisión que Cuba no es una dictadura, sino que “un sistema democrático distinto del nuestro”. Pese a que la vocera de Gobierno ayer avaló “abrir ese debate”, lo cierto es que la afirmación de Jara no resiste mayor análisis.
Desde luego, cabe discutir sobre el significado y alcance de la democracia, su fisonomía e implicancias; pero hay un puñado de elementos básicos sin los cuales estamos en presencia de otra cosa. Un país donde impera un régimen de partido único, que atenta contra el debate abierto, impide la competencia pacífica por el poder y cierra la puerta a toda alternancia, es una dictadura por donde se le mire.
De hecho, la pregunta pertinente acerca del régimen cubano es si no se trata de un resabio actual del fenómeno totalitario. Según explicaba Raymond Aron, a mediados del siglo pasado, las diversas experiencias totalitarias compartían un puñado de rasgos comunes: monopolio partidista, ideología oficial, monopolio de los medios de comunicación, control estatal de la economía y terror político e ideológico. No es fácil explicar por qué Cuba sería inmune a esa descripción.
En todo caso, a nadie debería sorprender que la candidata presidencial comunista desee convencernos de lo contrario. Es, básicamente, el PC siendo el PC.