Carta publicada el viernes 2 de febrero de 2024 por El Mercurio.

Señor Director:

Por segundo año consecutivo el Gobierno ha decidido recortar el presupuesto para los jardines infantiles, dándole prioridad económica desmedida a la educación superior.

Es un hecho que la etapa educativa más importante para la habilitación cognitiva es la inicial. También lo es que Chile tiene graves problemas de habilitación cognitiva: un 80% de los egresados de educación media sufre de discapacidad en comprensión lectora y en uso de aritmética básica, y esta realidad lleva 20 años sin mejoras.

¿Qué sentido tiene gastar miles de millones de dólares en aumentar el porcentaje de estudiantes universitarios analfabetos funcionales? ¿Qué sentido tiene darles prioridad a cursos “remediales” y “propedéuticos” que intentan inculcar a la rápida a veinteañeros lo que debieron aprender en el primer ciclo básico?

A pesar de sus pasados logros, el sistema educacional chileno se está convirtiendo en una monstruosa farsa dedicada a certificar conocimientos y capacidades que escasamente provee, en especial para las clases medias y bajas. Este engaño es un caldo de cultivo para la frustración y la rabia, y si no le ponemos un atajo ahora, lo lamentaremos prontamente.

Un sistema educacional honesto es la viga principal de toda sociedad democrática: su ruina es la del edificio completo.