Hoy, para tener un hijo no es requisito tener relaciones sexuales con otra persona. Con el desarrollo de las técnicas de reproducción asistida, de hecho, es cuestión de tiempo que el cuerpo de la mujer sea prescindible. En este documento abordaremos una de las formas de reproducción asistida que se ha vuelto cada vez más frecuente: la gestación subrogada.

De acuerdo a la legislación chilena, en nuestro país no es posible realizar esta práctica. Las leyes establecen que la gestante será la madre del recién nacido y tendrá los derechos y obligaciones derivadas del vínculo filial. Sin embargo, quienes desean tener un vínculo genético con su hijo —prefiriendo la gestación subrogada por sobre la adopción—, pueden viajar a otros países donde esta práctica sí es legal. Es imprescindible, por lo tanto, una reflexión crítica acerca de cómo debiésemos abordar este asunto en nuestro país.

La gestación subrogada se ha convertido en un tema cada vez más presente en el marco de la cultura de masas. Muchos pueden estar familiarizados con el reality show de Las Kardashian, donde varias hermanas recurren a esta práctica. La escena de Khloé Kardashian en una cama de hospital con su hijo recién nacido en brazos, cansada por el supuesto trabajo de parto, es probablemente uno de los ejemplos más elocuentes. Ampliamente comentada en redes sociales, la imagen fue criticada por alejarse por completo de la realidad: la madre de alquiler ni siquiera es mencionada.

Detrás de estos casos se oculta la realidad dramática y compleja de mujeres incitadas a vender el fruto de su cuerpo y de niños que son transados como mercancías, todo ello alimentado por una lucrativa industria. No podemos desconocer que la subrogación plantea una serie de problemas con consecuencias a corto o largo plazo para todos los involucrados: la gestante, los futuros padres y el niño. ¿Qué ocurrirá a futuro cuando el niño quiera conocer la identidad de sus padres? ¿Podrá saber quién fue la gestante (suponiendo que el niño está en conocimiento del origen de su existencia)? ¿Qué ocurre si hay disputas respecto de la custodia y derechos de crianza? ¿Deshumaniza esta práctica el proceso de gestación? El supuesto derecho al hijo, ¿puede ser “a cualquier costo”?

El argumento central que presentaremos en este documento dice relación, por un lado, con la instrumentalización tanto del niño como de la mujer gestante; y, por otro, con la mercantilización que implica esta práctica. En una primera parte aclararemos los conceptos en cuestión y luego abordaremos el tema de la instrumentalización y mercantilización. Finalmente evaluaremos si la gestación subrogada es un acto de liberación y empoderamiento tal como es comprendido, entre otros, por los feminismos liberales o si, por el contrario, existen razones de peso para establecer ciertos límites a esa autonomía.

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