Carta publicada  el 4 de agosto de 2023 en El Mercurio.

Ayer “El Mercurio” informa que el Presidente Boric criticó a quienes “plantean abiertamente que quieren hacer retroceder el derecho a elegir de las mujeres sobre su propio cuerpo”. Naturalmente, se trata de una réplica a los dichos de Arturo Squella, presidente del Partido Republicano, quien anunció su propósito de volver a discutir en el futuro la ley de aborto en el Congreso Nacional. El cuestionamiento del mandatario no deja de sorprender. Después de todo, la izquierda ha defendido que la disputa sobre aborto se radique en el Parlamento y no al interior del Consejo Constitucional.

Por otro lado, el oficialismo ha mostrado un sistemático recelo acerca de la libertad de elección en diversos ámbitos, comenzando por la salud. Luego, aquí cabría esperar algo más que la sola invocación de tal consigna. ¿Por qué dicha libertad de elección que se rechaza en otras materias sería un argumento concluyente e irrefutable a la hora de abordar el aborto, al punto de impedir toda discusión al respecto?

Por último, el Presidente Boric ignora lo obvio: quienes comprendemos el aborto directo o procurado como un tipo de homicidio —incluyendo personas de derecha, centro e izquierda— naturalmente aspiramos a modificar la ley de aborto vigente. ¿Acaso el mandatario pretende negar el disenso inherente a nuestras sociedades y el legítimo derecho que nos asiste a plantear nuestro punto de vista en la esfera pública?