Carta publicada el sábado 10 de junio de 2023 en El Mercurio.

Señor Director:

En carta de ayer, los señores Anil Sadarangani y David Berdichevsky critican el fallo judicial que prohíbe a NotCo usar la marca NotMilk, y plantean que sería un caso paradigmático de una actitud reacia a la innovación y obstructora del progreso. Su aproximación merece algunas observaciones.

Desde el punto de vista jurídico, el problema no se relaciona con la innovación, sino que con el uso de marcas, rotulados, imágenes o distintivos, y con la competencia sana. A juicio del tribunal de primera instancia, NotCo habría incurrido en infracciones relacionadas con esas materias. La decisión puede ser impugnada por la empresa demandada. Por eso no parece conveniente presentar un caso judicial como una persecución en contra de quienes innovan.

La innovación y el emprendimiento no pueden servir de excusa para saltarse la ley, o para evitar la resolución de conflictos jurídicos por los tribunales de justicia. Todo esto conecta con el problema mayor sobre cómo desarrollar un discurso equilibrado respecto de la innovación. Una de las actividades en las que pueden converger la industria y la academia es la innovación. Otra cosa, sin embargo, es tratar a esta como un fin en sí mismo, de un modo que relega tanto la administración de justicia como la reflexión crítica a mero estorbo. El efectivo progreso, como en tantas otras materias, requiere aquí algo bien distinto de un progresismo poco reflexivo.

José Ignacio Martínez
Profesor de Derecho, Universidad de los Andes
Manfred Svensson
Profesor de Filosofía, Universidad de los Andes