Carta al director escrita por Claudio Alvarado y Daniel Mansuy publicada el miércoles 12 de abril por El Mercurio,

Señor Director:

Agradecemos a los profesores Contesse y Contreras (ayer) su respuesta a nuestra columna publicada el sábado. Sin embargo, los argumentos que esbozan no alcanzan a justificar su conclusión: si acaso es cierto que el Estado debe estar al servicio de las comunidades que le preceden (como lo admiten nuestros contradictores), entonces no parece buena idea iniciar una Constitución solo nombrando al Estado, ni menos afirmando que se identifica con la nación (“Chile es un Estado”). Más bien, parece recomendable introducir el Estado después de algunas consideraciones previas, tal como ha hecho la Comisión Experta, por un motivo muy elemental: Chile no “es” un Estado.

En rigor, nuestra sociedad, nuestro país, nuestro pueblo y nuestra nación son irreductibles al Estado, por más importancia que le atribuyamos. La Constitución francesa, por mencionar un ejemplo citado por los profesores Contesse y Contreras, recién nombra al Estado en su artículo quinto, después de una serie de disposiciones básicas relativas al pueblo y los emblemas nacionales.

En cualquier caso, no podemos sino alegrarnos de que se haya abandonado la retórica dominante en la fallida Convención. Comenzar la nueva propuesta constitucional de un modo distinto al texto rechazado el 4 de septiembre es el corolario natural de ese abandono.