Carta publicada el domingo 9 de octubre de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Distintas figuras de derecha, dentro y fuera del Partido Republicano, están empeñadas en obstaculizar el acuerdo constitucional que empujan las directivas de Chile Vamos y otras fuerzas políticas. Este empeño, sin embargo, se caracteriza por recurrir a argumentos deficientes. Por ejemplo, se denuncia una “cocina” o una “traición” de los representantes que dialogan para alcanzar un acuerdo. Algo no calza bien ahí, considerando que estas mismas figuras suelen reivindicar el papel de las instituciones y el Congreso Nacional. ¿Acaso la crítica a la democracia plebiscitaria o asambleísta solo vale contra la izquierda?

En la misma línea, otros invocan la “voz del pueblo” para sustentar su crítica, como si esta voz fuera unívoca, uniforme; como si no exigiera interpretación y mediación política. Así incurren, paradójicamente, en el mismo tipo de error en el que cayeron Fernando Atria y otros confidentes de la Providencia que aludían al “pueblo” luego de octubre de 2019.

En el caso de los republicanos, además, sorprende la rapidez con la que olvidaron su participación (voluntaria) en una franja televisiva cuyo eje central era “rechazarla por una mejor”. Quienes hablan con tanto entusiasmo de valores y principios deberían tomarse más en serio la palabra empeñada.

Es obvio que el nuevo proceso debe ser distinto y aprender de las lecciones que dejó el fracaso de la Convención. Pero quizá la principal lección es que sin acuerdos políticos transversales, Chile no tendrá un pacto constitucional legitimado, de vocación mayoritaria y alcance nacional. Los críticos de derecha deberían recordar esto, en vez de entregarse a la búsqueda de pequeñas ganancias de corto plazo. Esa actitud es la que desprestigió la política e impide la estabilidad que tanto añora el país.

Claudio Alvarado R.
Pablo Ortúzar M.

Instituto de Estudios de la Sociedad (IES)