Carta al director publicada el miércoles 10 de junio de 2020 por La Segunda.

Señor director,

Las redes sociales reemplazan en parte las interacciones cara a cara en estos tiempos de emergencia sanitaria. Ahora bien, cuando la política se desarrolla exclusivamente en esas plataformas, se profundiza una dinámica perniciosa, que la degrada, polariza, y la vuelve adolescente. La acción política se orienta al like fácil, a la bravata, a la confrontación, pensando que en el escenario virtual es más fácil agredir que en la vida real. 

Está bastante estudiado que las redes sociales (particularmente, Twitter) favorecen la difusión del contenido más extremo y moralmente más cargado. Esta polarización horada las bases de cualquier entendimiento, producto de que el acotado espacio que proveen las redes obliga a tomar posiciones rápidas y tajantes. La política requiere negociar, llegar a acuerdos, para lo cual es indispensable algún nivel de confianza y apertura al adversario. En cambio, en esta dinámica los matices desaparecen a fin de alentar a la propia barra brava, lo que lamentablemente no solo sucede con la política formal, sino también en movimientos que aspiran a la influencia pública y que hacen de YouTube y Twitter un coliseo en el que movilizan en base a pasiones de baja estofa y simplificaciones dramáticas de la realidad.

De cara a los importantes debates que enfrenta el país, que incluyen nada menos que un plebiscito constitucional en pocos meses, no sería malo que quienes tengan alguna incidencia en el problema (políticos, pero también medios de comunicación que amplifican esas opiniones) trabajen para poner pausa a esta pobre guerrilla virtual. No vaya a ser que se den cuenta demasiado tarde que la política se volvió imposible.