Carta publicada el sábado 7 de octubre de 2023 por La Tercera. 

Sr. Director:

En estos días la Comisión Experta —y, por tanto, los partidos políticos— presentarán sus observaciones al texto enmendado por el Consejo Constitucional. Se trata de una oportunidad única para perfeccionar la propuesta en términos jurídicos y, sobre todo, para dotarla de mayor transversalidad. Esto permitiría ampliar su base de apoyo, aumentando así la probabilidad de vencer en el plebiscito de diciembre.

En estas horas, entonces, se adoptarán definiciones y estrategias que marcarán a fuego el destino del proceso. Por lo mismo, quizá convenga levantar la mirada y poner las cosas en perspectiva. Ello permite notar cuán beneficioso sería para los distintos actores, y para el país en su conjunto, el éxito de este nuevo esfuerzo.

Por un lado, las izquierdas sueñan con un cambio constitucional al menos desde la elección presidencial de 2009/2010, cuando el expresidente Frei Ruiz-Tagle perdió frente a Sebastián Piñera. Luego de la apuesta inconclusa de la expresidenta Bachelet, esa cruzada renacería con nuevos énfasis y radicalidad en medio de la crisis que explotó en octubre de 2019. Aunque la mayoría republicana le resulte incómoda, una victoria de la opción “en contra” sepultaría un sueño de larga data del mundo oficialista.

Por otro lado, las derechas fueron persuadiéndose progresivamente de la necesidad de renovar el pacto constitucional. Primero fueron voces tímidas (e ignoradas), pero después del Acuerdo del 15 N y, sobre todo, en el marco de la notable campaña por el Rechazo, la centroderecha se convenció de las ventajas simbólicas e institucionales —la fragmentación ha vuelto ingobernable al país— de cerrar la extensa disputa en torno a la Constitución.

Luego del 7 de mayo, el Partido Republicano fue el último grupo relevante en subirse a este barco. Lo hizo a regañadientes, con diferencias internas y exhibiendo una estrategia zigzagueante, pero ya nadie duda que empujarán la alternativa “A favor” en el plebiscito. Guste o no, la inesperada mayoría que detentan en el Consejo ató su destino al cambio constitucional.

En suma, es toda la política institucional la que se juega su ya alicaída credibilidad. O Chile logra dar un paso adelante que facilite su estabilidad política, jurídica y económica; o serán los liderazgos más disruptivos —a la derecha de JAK y a la izquierda del presidente Boric— los que le enrostrarán al sistema en su conjunto su fracaso.