Carta publicada el martes 29 de agosto de 2023 en El Mercurio.

Señor Director:

En medio de los ecos del fallo de la Corte Suprema sobre el caso del expresidente Eduardo Frei Montalva, resulta crucial recordar una verdad básica: las sentencias judiciales deben basarse en pruebas y no en convicciones personales.

El dolor y la frustración de los familiares y aquellos que creen firmemente en un magnicidio son comprensibles, más aun tratándose de un caso con tanta carga histórica como este. Pero también lo es el sufrimiento de aquellos que fueron acusados y estigmatizados injustamente por años. Las reflexiones y testimonios de las viudas de tres de ellos (absueltos post mortem), publicadas en este medio el domingo, permiten advertir de forma conmovedora sobre las consecuencias devastadoras que generan las condenas anticipadas sin pruebas contundentes. La imparcialidad judicial no solo busca proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos, sino también nuestra confianza en el sistema.