Carta publicada el viernes 28 de enero de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

La principal promesa del proceso constituyente en curso es generar una “Constitución nacida en democracia”. El problema, sin embargo, es que todo régimen democrático digno de ese nombre supone una vigorosa separación de poderes, y esta semana varias comisiones de la Convención aprobaron (en general) una serie de propuestas que apuntan en sentido contrario. A las gravísimas amenazas a la independencia judicial, incluyendo una comisión de evaluación política de los ministros de Corte similar a la dispuesta por la asamblea constituyente venezolana, ayer se sumó una votación a favor del “congreso unicameral plurinacional”. Esto significa, en concreto, la desaparición del Senado, lo que ya ocurrió en Perú y Venezuela, con los resultados conocidos por todos.

Es verdad que queda mucho camino por recorrer, pero la tendencia observada en estos días es sumamente preocupante e inconsistente con los fines declarados del itinerario constituyente. Tal como advertía el historiador Joaquín Fermandois en su columna del martes, si este escenario no cambia, serán muchas las personas y grupos para los cuales será imposible apoyar el nuevo texto constitucional. Aún es tiempo para enmendar.