Con el apoyo a la exministra Jara (militante comunista) como abanderada presidencial —a cambio de un puñado de cupos parlamentarios de dudosa trascendencia—, la DC sigue la consecuencia lógica del derrotero descrito. De este modo, termina de alejarse de todo aquello que alguna vez otorgó una identidad y un sello propio a esta tienda. Triste final para la Falange.
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Señor Director:
Alberto Undurraga encarnó quizá el último esfuerzo en orden a que la Democracia Cristiana rectificara el rumbo e intentara volver a ser un partido digno de ese nombre. No obstante, su derrota dentro de las estructuras partidarias de la DC era cuando menos previsible. Por mencionar apenas un ejemplo reciente, basta recordar que dichas estructuras quisieron sancionar al expresidente Frei Ruiz-Tagle por votar Rechazo —junto al 62% de los electores— en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022.
El telón de fondo de este cuadro es la decadencia sostenida que ha experimentado la DC en todos los frentes durante los últimos 15 años. Así ocurre desde el plano electoral (donde viene en caída libre) hasta lo referido a sus apoyos internacionales (no es casual que la Fundación Konrad Adenauer hoy trabaje con otros grupos en Chile), pasando por la renuncia de casi todos sus referentes relevantes de los últimos 30 años.
Con el apoyo a la exministra Jara (militante comunista) como abanderada presidencial —a cambio de un puñado de cupos parlamentarios de dudosa trascendencia—, la DC sigue la consecuencia lógica del derrotero descrito. De este modo, termina de alejarse de todo aquello que alguna vez otorgó una identidad y un sello propio a esta tienda. Triste final para la Falange.