¿Cómo demandar un carácter transversal y de Estado para esta candidatura cuando se omiten las condiciones mínimas que ello supone?
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Luego de que el presidente Boric anunciara la candidatura de la expresidenta Bachelet a la secretaría general de Naciones Unidas, diversas voces han sugerido que esta postulación se aborde con visión de Estado, priorizando los intereses de Chile. A priori parece una aproximación sensata, pero conviene advertir que ello depende fundamentalmente de Bachelet y La Moneda.
En el caso de la expresidenta, conviene advertir que se trayectoria no asegura un respaldo transversal a su candidatura. Por mencionar apenas un ejemplo, baste recordar que Bachelet apoyó de modo entusiasta el proyecto de la fallida Convención Constitucional, cuyo eje estructurante era la plurinacionalidad -ahí los intereses nacionales no primaban-, y cuyos contenidos amenazaban el equilibrio de poderes que distingue a una república democrática. Sería deseable una autocrítica de la expresidenta al respecto.
En cuanto al gobierno, y precisamente en virtud de lo anterior, también habría sido deseable un esfuerzo por socializar su postulación con los partidos de centro y derecha, como suele hacerse en este tipo de situaciones. Sin embargo, el presidente Boric anunció esto en la Asamblea General de la ONU sin siquiera informar previamente a la oposición. ¿Cómo demandar un carácter transversal y de Estado para esta candidatura cuando se omiten las condiciones mínimas que ello supone?