Carta publicada el sábado 8 de junio de 2024 por La Tercera.

Señor Director:

A raíz de los anuncios del Presidente Boric en su cuenta pública, ha resurgido con fuerza el asunto de los mal llamados “temas valóricos”. Según algunos periodistas y políticos, esta discusión se divide entre “liberales” y “conservadores”. Mientras que los “liberales” serían aquellos que defienden la liberalización del aborto y la eutanasia, los “conservadores” serían quienes buscan restringirlos debido a sus posiciones religiosas o a su anhelo de mantener el statu quo. 

Sin embargo, dentro del mismo liberalismo, tal como defendió en su momento el académico chileno Óscar Godoy, bien se puede defender una posición no relativista. Un liberal no relativista tiene conciencia del gran valor que se juega en ese tipo de prácticas: no tratar al otro como un simple medio que puede ser instrumentalizado o desechado. Este tipo de liberalismo enfatiza y protege diferentes modos de vivir, al tiempo que reconoce que la autonomía tiene límites y que su práctica no puede menoscabar la dignidad humana. 

Desde luego, estas son discusiones complejas y polémicas. Pero quien se toma en serio las libertades básicas debería regir su juicio en base a dichos principios y no solo bajo argumentos utilitaristas. Sin esta ponderación, el liberalismo se transforma en una mera etiqueta de superioridad moral con poca utilidad y que bien puede volverse contra las libertades que se dicen defender.