Con la presentación y debate de las enmiendas durante este mes de agosto, el Consejo Constitucional ingresa en una etapa crucial para el destino del texto y su eventual aceptación por parte de la población. Desde ya es importante aclarar que el propósito de modificar el anteproyecto elaborado por la Comisión Experta es plenamente legítimo: si los consejeros se limitasen únicamente a validar dicho anteproyecto, difícilmente se comprendería su papel, especialmente considerando su reciente elección mediante votación popular y con altos niveles de participación.

Es previsible que los ánimos se tensionen en esta etapa, tal como se ha observado durante las últimas semanas. Por esta razón, un punto de partida que tal vez ayude a facilitar el debate es la constatación de la significativa distancia entre el proceso actual y el anterior. Además del comprensible cansancio en la población —la llamada “fatiga constitucional”—, puede pensarse que la desafección de la ciudadanía obedece, al menos en parte, al hecho de que dichas diferencias entre ambos procesos aún no han sido debidamente difundidas ni asimiladas.

Para ilustrar este contraste, tomaremos como ejemplo tres ejes que ocupaban un lugar destacado en el preámbulo y los primeros artículos del texto rechazado en septiembre del año pasado: la plurinacionalidad, el ecologismo y la democracia paritaria. Desde ahí, analizaremos cómo son abordados en el anteproyecto de los expertos, cuyas eventuales modificaciones y mejoras han sido objeto de debate durante estas últimas semanas. Sin perjuicio de los posibles perfeccionamientos que apruebe el Consejo Constitucional, es pertinente tomar conciencia del abismo que separa al trabajo de los expertos, y al proceso actual en su conjunto, del texto de la malograda Convención. Lo anterior, pese a los intentos de parte de algunos miembros del oficialismo por introducir disposiciones ya vistas en el proceso anterior.

 

Accede al documento aquí.