Opinión
¿Autosabotaje del PC?

El propósito de Carmona es claro (y en algún sentido comprensible): reafirmar que fueron ellos los ganadores de las primarias y que, por ende, la candidatura llevará en lo alto la impronta comunista, aunque ello implique perder votos.


¿Autosabotaje del PC?

Los días posteriores a la primaria presidencial de las izquierdas, el ojo público se volcó sobre la figura de Jeannette Jara; flamante triunfadora, mujer, comunista, exministra y de origen popular. Los más connotados analistas políticos destacaron por todos los medios posibles el fenómeno electoral que venía. La “jaraneta” representaba el renacer de una izquierda que parecía muerta y que entraría a disputar la elección con chances de ganar a pesar del gobierno actual. A dos meses de aquella primaria es bastante evidente que varios se apresuraron a sacar juicios demasiado optimistas sobre la candidatura de Jara.

Más allá de reeditar la alianza desde la DC al PC, las encuestas indican que prácticamente no han sumado votos hasta la fecha. Se trata de no mucho más que el ya conocido y porfiado 30% oficialista que votó en las primarias y que se abanderó por el Apruebo en 2022. Al fin y al cabo, la propuesta política y programática que han esbozado sigue anclada en un Chile de hace cinco años, sin acusar recibo alguno de los acontecimientos del último lustro. Sumado a esto, la performance de la candidata ha sido mediocre y evasiva, en un intento de buscar votos a través del carisma y la cercanía. Lamentablemente para ella, eso no basta.

Sin embargo, lo más sorprendente es que la debacle ha sido azuzada -de modo apenas disimulado- por su propio partido y su timonel, Lautaro Carmona. Basta mencionar sus declaraciones criticando la gestión de Marcel (y el PS) en Hacienda, valorando la elección popular de jueces en México, o sembrando la división en la aparentemente amplia coalición oficialista. El propósito de Carmona es claro (y en algún sentido comprensible): reafirmar que fueron ellos los ganadores de las primarias y que, por ende, la candidatura llevará en lo alto la impronta comunista, aunque ello implique perder votos. Todo esto contrasta con la postura inicial del propio PC que consideró liberar a Jara de su militancia para mostrar apertura y ampliar su electorado, estrategia torpedeada por Daniel Jadue, otro convidado de piedra para sus aspiraciones presidenciales.

Pero ¿por qué el PC tiraría por la borda esta oportunidad inédita para el comunismo chileno de disputar la presidencia como fuerza hegemónica de su sector? Al parecer el PC comprendió que es casi imposible ganar y, además, que quizás tampoco les conviene hacerlo. Llegar a la presidencia significaría el fin del proyecto comunista. Este es refundacional y revolucionario, y no es tan fácil imponerlo en cuatro años desde La Moneda, lección que aprendió por las malas el Frente Amplio. La política formal se queda corta para lograr las grandes transformaciones, por lo que deben buscar vías más idóneas de influencia. Estas son, en primera instancia, el Congreso, donde una bancada numerosa y articulada puede desestabilizar al gobierno, y, segundo -y más importante- la calle. Les va mejor asediando desde allí a la derecha, tal como lo hicieron con Sebastián Piñera.

En ese sentido, la estrategia de las cúpulas del PC consistente en mostrar su verdadera cara no es autosabotaje, sino más bien, un plan de acción a largo plazo; es la apuesta por su proyección. Esto evidencia que no ha habido algo así como una “renovación comunista” como pretendió mostrar Jara en un inicio. La batuta del partido la sigue llevando la “vieja guardia”, por mucho que hacia afuera muestran otros rostros femeninos y amigables, como se advirtió en este mismo medio a partir de la historia corta del PC. No por nada ahora insisten en llevar a Daniel Jadue de candidato a diputado a pesar de que no puede ni salir de su casa por arresto domiciliario. Cada vez que este impopular personaje abre la boca la candidatura de Jara pierde votos. Es en ese contexto que el senador socialista Gastón Saavedra declaró a La Tercera que los esfuerzos del PC, y de sus más importantes dirigentes, no están puestos en llegar a La Moneda con Jara, sino en reforzar su presencia en el Congreso. El senador Saavedra acusa que “el Partido Comunista ya soltó la candidatura de Jeannette Jara”.

La oportunidad que realmente buscan es una análoga a la fallida primera convención; no hay aprendizaje ni renovación, como también han mostrado las candidaturas y declaraciones de Bassa y Loncón. Como advierte el ex convencional de RN Ruggero Cozzi en su libro recientemente publicado por ediciones El Líbero e IdeaPaís “Volver a rechazar”, dicha izquierda que conoció de cerca en la Convención no ha claudicado de sus ideales. Y como les acomoda más el clima que se vivió entre 2019 y 2022, más vale dedicarse a replicarlo a toda costa. De ser así, las derechas tienen un desafío enorme, y no es claro por ahora cuál de ellas sabrá estar a la altura. Carmona no se equivoca en su intuición: llegar a La Moneda no garantiza nada.

También te puede interesar:
Flecha izquierda
Flecha izquierda