Opinión
"Manténganse rebeldes”

'El problema más profundo del llamado presidencial es que es incapaz de plantear el desafío que los jóvenes efectivamente necesitan'.


"Manténganse rebeldes”

'Manténganse rebeldes', les decía es- ta semana el Presidente Boric a los jóvenes presentes en la inauguración del Congreso Jóvenes Futuro. Parecen palabras triviales en medio de nuestros restantes problemas. Se trata, sin embargo, de un fraseo recurrente y revelador. Hace exactamente un año, el mismo mandatario le decía a niños y adolescentes que 'los queremos con rebeldía'. Medio año antes —en el aniversario de Revolución Democrática—, pedía que 'no perdamos esa rebeldía'. ¿Qué revela este discurso? ¿Y a qué preguntas invita? La primera interrogante que suscita versa sobre la composición de lugar que hace el presidente. Boric impugna el poder y habla como si su legado fuera una impugnación del mismo, sin tomar siquiera nota de que él es el jefe de Estado. He aquí un primer nudo irresuelto que este discurso pasa por alto.


La segunda pregunta es por el lugar de estas palabras en el país que le ha toca- do gobernar. Durante la semana en que hizo este llamado, hubo en Santiago un secuestro cada 24 horas. Durante las semanas previas, jornadas de protesta escolar volvieron a poner en jaque el derecho de educación de miles de estudiantes y la paz de los ciudadanos. El presidente podrá decir que su mo- delo de rebeldía no es el de los overoles blancos, que se trata simplemente de no conformarse con el status quo. La verdad, sin embargo, es que su gene- ración no ha sabido ofrecer un modelo constructi- vo de rebeldía. Mientras el país dama por orden y seguridad, el corazón de Boric aún palpita con el discurso de 'romper un poco'.


Ahí hay un segundo gran problema. La tercera pregunta es por el lugar de la rebeldía, pues esta, según una recurrente observación de los últimos años, ha cambiado de lado. También de eso había testimonio esta semana, como en el alumno limachino que reivindicaba a Pinochet. Esto no debiera ser motivo de celebración, tampoco para la derecha, pues la vacía pose rebelde es tan poco constructiva aquí como en el polo izquierdo. No deja de ser curioso, sin embargo, que el presidente ignore este cambio de dirección y crea apostar a ganador con su llamado. La principal duda, con todo, es si acaso esto es lo que los jóvenes de Chile necesitan oír hoy. Ciertamente deben ser desafiados para trabajar por su país y cambiar lo que así lo requiera. ¿Pero de qué manera? Necesitan sentir el peso de la responsabilidad, la esperanza del cambio, las exigencias de la tarea. ¿Se logra eso con el trillado canto a la rebeldía? Este parece hoy más bien una forma de adulación: se dice a los jóvenes que ya son como deben ser, y que deben seguir siendo así. Este es el problema más profundo del llamado presidencial, que es incapaz de plantear el desafio que los jóvenes efectivamente necesitan.

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