“En definitiva, ambos pensadores dan cuenta de que el diálogo entre razón y religión es posible, si no descartamos a priori la racionalidad de ambas posturas, y lo que cada una de ellas tiene que decir sobre el hombre contemporáneo. Más aún, no solo es posible, sino necesario, si lo que en realidad queremos es construir, en lugar de destruir. ¿Será posible que, en tiempos en que todos agitan banderas de cambios en un sentido u en otro, mostremos en Chile, que existe la capacidad de escucharnos? ¿Qué cambio positivo podríamos esperar si esto no es así?”
“La familia debe ser el fundamento de una sociedad auténticamente humana, es el lugar donde a cada individuo se le valora por ser quien es. Debe ser la primera unidad de protección social, de educación y trasmisión de aquellos valores que permiten la vida en sociedad”.
“No obstante, la ley de identidad de género propone una solución reduccionista y disyuntiva de la sexualidad que no integra ambos aspectos de la identidad sexual humana, el biológico y sociopsicológico, sino que tiende a desconocer completamente el primero; y no parece tener en cuenta además, los derechos de terceros involucrados y las consecuencias en el ordenamiento jurídico y social”.
“Nuestra identidad no parte de la nada, sino de una realidad concreta y tangible, que impone ciertos límites a lo que podemos hacer: la condición humana tiene sus propias condiciones”.
“La pregunta que emerge rápidamente es si esa crítica es justa. Y, para cualquiera que observe de buena fe el trabajo de la Iglesia, pareciera no serlo. Obviamente hay errores y omisiones por parte de algunos de sus miembros, y en ese sentido debemos asumir nuestra responsabilidad personal, pero eso no permite generalizar”.
“No basta con que la mujer pueda acceder formalmente a las mismas oportunidades que los hombres, sino que además dicho acceso no se traduzca en un sacrificio desigual que, en la práctica, convierte el derecho en una mera formalidad cuyo ejercicio es muy difícil para la mayoría de las mujeres”.
“Lo que hace pensable el “matrimonio” homosexual ha sido la transformación de la concepción del matrimonio mismo. Este, hoy en día, es entendido por muchísimas parejas heterosexuales como un mero certificado de amor”.
“Francisco, a través de numerosos gestos y palabras, vuelve a recordarnos sobre este elemento esencial del cristianismo, conforme a las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia. “La opción por los pobres nos implica personal y socialmente”, recordaba Benedicto XVI. Es necesario crear un orden social justo, pero no bastan las estructuras para garantizar justicia, si éstas no están precedidas por un consenso moral de valores fundamentales”.
“La familia representa un bien público que debe ser protegido: es en esta institución donde se transmite la vida de cada ser humano, donde el individuo es valorado por sí mismo como único e insustituible, y donde se difunden los valores que dan sentido a la propia existencia y permiten la vida en sociedad”.