Columna publicada el día lunes 6 de marzo de 2023 por La Segunda.

A pocos días del 8M, una encuesta de Black&White difundida ayer indica que un 51% de las mujeres considera “mal” que el gobierno del presidente Boric se defina como feminista, Más aún, un 63% no lo percibe como tal, pese a los esfuerzos explícitos de La Moneda por identificarse con esa agenda. ¿Cómo explicar esta (nueva) disonancia entre las élites de izquierda y lo que —según este sondeo— advierten las grandes mayorías?

Un primer indicio lo entrega la propia encuesta. Al revisar cuáles son las principales preocupaciones de las mujeres, en su primera mención las encuestadas se inclinan claramente por la “seguridad” (34%) y la “violencia de género” (29%), que desplazan a otras inquietudes relevantes. Si en la actualidad nada importa más a las chilenas que la seguridad, parece lógico que exista una distancia significativa entre ellas y el gobierno.

Es cierto que en los últimos meses han cambiado los énfasis de La Moneda —ahora se respalda a Carabineros, se acepta proteger las fronteras con militares, etc.—, pero también es verdad que el presidente Boric y su equipo han dado señales equívocas en la materia (basta recordar los indultos). Por lo demás, la situación del país dista de ser auspiciosa en este ámbito. Y si antes, como oposición, el Frente Amplio y el PC lucraron con esos problemas castigando al Ejecutivo de esos días, hoy están sentados en el otro lado de la mesa: como pecas, pagas.

Con todo, la encuesta sugiere elementos adicionales sobre las dificultades de la administración Boric para ser reconocida por su compromiso con las mujeres. Al examinar la misma pregunta acerca de sus principales preocupaciones, los “derechos reproductivos” alcanzan un 3% en el total de respuestas, que baja a un 2% en los segmentos C2 y C3. Más allá de que estos números sean discutibles, sólo respondan a un momento puntual o admitan diversas lecturas, lo cierto es que revelan una sensación ambiente muy difícil de procesar para las élites de la nueva izquierda.

Después de todo, su singular manera de comprender el feminismo ha estado dominada casi únicamente por un determinado tipo de agendas —hace un año levantaban orgullosas su pañuelo verde las entonces nombradas ministras Siches, Ríos y Orellana—; agendas que en el mejor de los casos dividen al país (incluyendo a las mujeres), y que en otras tantas ocasiones apenas representan banderas de nicho con escasa adhesión popular.

Naturalmente, ninguno de estos fenómenos es exclusivo de Chile. Tal como decía ayer en Artes y Letras la destacada columnista e intelectual británica Mary Harrington, “universalizar los intereses de las mujeres es muy arriesgado… Lo irónico es que las mujeres que dan lecciones sobre esto suelen ser las que más hablan sobre descolonización”.