Carta al director publicada el domingo 12 de marzo de 2023 por El Mercurio.

Señor Director:

Con el cambio de gabinete se consagra, a un año de asumir el Gobierno, un proceso de renuncia que se ha extendido a casi todas las posiciones originales del Frente Amplio. Alguna vez habrá que contar la historia de cómo esto fue ocurriendo con orden público, ausentismo escolar, retiros de fondos previsionales y un largo etcétera.

La renuncia ha sido tan veloz y cabal como la capitulación —no la olvidemos— de la centroizquierda ante las consignas de la nueva izquierda una década atrás.

Habrá que ver, desde luego, cuán genuino es todo esto. Pero por lo pronto tiene sentido examinar por qué este giro pudo darse tan rápido.

Sin duda hay un componente oportunista: abandonaron un discurso que servía para llegar al poder, pero no para ejercerlo. Hay asimismo un choque con la realidad en lo que se refiere a las propias competencias. Pero la facilidad del giro también obedece a la ausencia de un proyecto desde el inicio. La renuncia es fácil porque nunca tuvieron un proyecto político relevante. Por eso las aparentes convicciones del comienzo pueden ser dejadas de lado sin mayor trauma ni reflexión.

Lo que sí mantienen, en cambio, es un proyecto cultural sostenido en el individualismo radical de campus universitario. Desde luego cabe preguntarse si ese proyecto cultural no choca con la realidad del país tanto como las consignas que los han caracterizado en otras materias. Tampoco es claro cuánto se puede separar tal proyecto de sus efectos políticos (si en parte nuestra crisis es de autoridad, por ejemplo, esta es una pregunta fundamental). Y, por último, está por verse si otros sectores serán capaces de levantar una alternativa civilizada y no meramente reactiva a dicha agenda. Algo que supere los rudimentos de la “guerra cultural”.