Carta publicada el martes 10 de enero de 2023 por El Mercurio.

Señor Director:

Ante la polémica generada por los malogrados indultos presidenciales, es preciso advertir que no se trata de meras “desprolijidades”, sino más bien de una severa y sistemática incapacidad en materia de orden público y gestión estatal, observada a lo largo de todo el gobierno.

Basta recordar que poco después del cambio de mando, la entonces ministra del Interior, Izkia Siches, fue expulsada literalmente a balazos de Temucuicui. En seguida vendrían —entre otros desaciertos— el vencimiento de plazos judiciales, incordios diplomáticos, un inédito intervencionismo electoral y diversas disputas con otros poderes del Estado, con la prensa y al interior del oficialismo (un senador del PS llegó a calificar al ministro Jackson como “destructor de instituciones democráticas” en medio de la frustrada cruzada por el Apruebo).

Luego, el lamentable espectáculo que ha rodeado los indultos es solo el último eslabón (aunque muy grave) de una larga cadena de errores a la hora de cumplir con tareas de Estado básicas.

Y, por lo mismo, para comenzar a salir de la crisis actual el Presidente Boric y su entorno necesariamente han de enfrentar los motivos que explican este cuadro. En particular, los graves puntos ciegos de la nueva izquierda que llegó al poder. En concreto: ¿era razonable despreciar a tal nivel la “mera administración”?; ¿están dispuestos a resguardar el orden público y ejercer el poder estatal con el vigor que hoy se requiere?; ¿han revisado con un mínimo de rigor nuestra historia reciente? (no estaría mal tomarse en serio la renovación socialista de los 80); ¿aceptan la legitimidad de sus adversarios políticos?, y así.

Ninguna de esas preguntas es trivial. Dicho de otro modo, no basta con mejorar las asesorías jurídicas o comunicacionales. El problema central —los indultos lo han vuelto a confirmar— reside en la soberbia y radicalidad del proyecto original de Apruebo Dignidad.