Carta publicada el miércoles 2 de noviembre de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Agradezco la carta (ayer) de Renato Cristi, en la que comenta mi última columna. En su misiva, el profesor Cristi —inspirado en Góngora— defiende la existencia concreta del neoliberalismo: no sería un significante vacío. Ahora bien, debo decir que no estoy en radical desacuerdo con él. El neoliberalismo es un movimiento cuyos orígenes se remontan al menos hasta el célebre coloquio Lippmann del año 1938, donde se reunieron varias corrientes liberales (austríacos y ordoliberales, entre otras), y que ha sido objeto de estudios académicos muy interesantes. Mi problema no guarda relación con ese debate, sino con el uso que ha recibido el concepto en nuestro país. Dicho de otro modo, si la noción de neoliberalismo se ha convertido en un significante vacío es porque la izquierda criolla ha usado y abusado de ella, hasta diluir completamente su especificidad. Si todo es neoliberalismo, nada lo es.

En ese sentido, la propia izquierda ha impedido una discusión seria sobre estas cuestiones. Simplificarlo y demonizarlo todo puede ser útil para llegar al poder, pero no permite luego disponer de instrumentos conceptuales que ayuden a comprender la realidad. Por mencionar un solo ejemplo, si la Concertación solo profundizó el “modelo neoliberal”, como majaderamente se repitió durante años, cuesta entender el lugar de Mario Marcel en el Gobierno. El devenir del concepto de neoliberalismo es un buen ejemplo de los problemas políticos —y, en último término, intelectuales— que enfrenta el Frente Amplio. Prometió, con Mariana Mazzucato, matar al neoliberalismo, y todo indica que (con mucha suerte) apenas logrará administrarlo.

Daniel Mansuy