Carta publicada el martes 15 de noviembre de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Mario Aguilar, presidente RM del Colegio de Profesores, responde a mi columna del domingo. En su misiva, Aguilar defiende la postura del gremio durante la pandemia, en orden a haber retardado al máximo el regreso a clases. Según él, era irresponsable haber vuelto en 2020, en pleno peak de la pandemia.

El relato de Aguilar es conmovedor, pero confieso que no me persuade. Por de pronto, cabe recordar que en 2021 —no en 2020— el Colegio de Profesores presidido por Aguilar batalló por que el regreso a clases fuera posible solo en fase 4, esto es, una vez que todas las actividades hubieran estado en marcha (en alguna intervención el mismo Aguilar habló de… ¡fase 5!). En otras palabras: los niños fueron siempre su última prioridad. De hecho, nunca le escuchamos a su gremio una actitud propositiva en este tema.

Al mismo tiempo, el Frente Amplio —no contento con acusar constitucionalmente al ministro— presentó proyectos de ley para frenar el regreso, sin recibir ninguna crítica de Aguilar.

Ahora que conocemos los efectos desastrosos del cierre en nuestros niños, ¿habrá alguien dispuesto a asumir sus responsabilidades? ¿Estará dispuesto Mario Aguilar a hacer alguna autocrítica, o debemos suponer que es infalible?

Por último, un comentario. No intento —como me imputa Aguilar— distorsionar la historia reciente, por un motivo muy simple: la historia de octubre de 2019 aún no está escrita. En esa escritura pendiente, por cierto, ni el Colegio de Profesores ni la izquierda tienen privilegio alguno.

Daniel Mansuy