Carta publicada el sábado 29 de octubre de 2022 por La Tercera.

Señor director,

Qué duda cabe que tenemos un problema grave en orden y seguridad pública. El reciente estudio de la fundación Paz Ciudadana solo refrenda un cuadro que se ha instalado entre nosotros: Chile es hoy una sociedad cruzada por la inseguridad.

Es llamativa la distancia que existe entre la percepción de inseguridad y la victimización efectiva. Los delitos se mantendrían constantes o con leves fluctuaciones, mientras que nos sentimos cada vez más cercados por la delincuencia.

¿Qué hacer? Lo primero es comprender bien la situación, cosa que ciertos partidarios del gobierno no parecen haber hecho. Es cierto que algunos delitos han disminuido, pero otros de alto impacto han aumentado. Pienso, por ejemplo, en las encerronas en autopistas urbanas, que por su propio mecanismo y publicidad generan un temor mayor en la población. De ahí que la atención al número no sea suficiente por sí sola para lidiar con este asunto.

Pero hay un problema mayor. Como casi todo en política, la percepción ciudadana es tan importante como los tozudos hechos. Y el gobierno no ayuda a resolver ese conflicto por su actitud errática y de la cual es difícil extraer un diagnóstico. Sobran ejemplos: el presidente acusando a una periodista de ‘cherry picking’ al abordar las cifras de crímenes (y el contraste con su expresión de ser ‘unos perros con la delincuencia’); culpar a los medios de modo exclusivo de estas percepciones negativas sobre la seguridad; o la vocera del gobierno expresando que ellos no son “superhéroes de Marvel” para resolver estos conflictos.

Es claro que no son superhéroes de ningún tipo. Pero justamente por no serlo es que esperamos de la autoridad democrática un plan y una dirección, en vez de titubeos y vueltas de carnero. Si no lo hacen, ya vendrán quienes sí se creen superhéroes, pistoleros de Western, dictadores caribeños.