Carta publicada el viernes 23 de septiembre de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Algunos alcaldes y parlamentarios han sugerido volver a realizar un plebiscito de entrada para dirimir el modo en que debe continuar el proceso de cambio constitucional. Se trata de un discurso atractivo, especialmente en tiempos de baja credibilidad del Congreso Nacional y los partidos políticos, pero conviene advertir los múltiples problemas que generaría esa agenda. Ella originaría más polarización y volvería a centrar la discusión pública excesivamente en la disputa constitucional —ya conocemos esa historia—. En ese sentido, es contradictorio exigir que los poderes públicos prioricen otras urgencias sociales e impulsar en paralelo una consulta de esa índole. ¿Qué foco podrían tener La Moneda y el Gobierno ante la excusa de un nuevo plebiscito?

Además, nadie sabe muy bien cuál o cuáles serían las preguntas del caso. Ante la necesidad de construir esa definición, y luego por el solo hecho de efectuar esa consulta a la ciudadanía (no antes de marzo o abril según los plazos señalados por el Servel), el itinerario constituyente se alargaría de forma perjudicial, aumentando la incertidumbre. Más aún, dicho itinerario inevitablemente se toparía con el nuevo ciclo electoral que se abre en 2024, reiterando las dificultades ya observadas en los comicios de mayo de 2021, cuando se votó de manera simultánea por autoridades municipales, regionales y convencionales.

Por último, cabe recordar que una promesa muy extendida entre las fuerzas políticas que empujaron el Rechazo fue dotar a Chile de una nueva y buena Constitución, con vistas a zanjar definitivamente este problema y así favorecer la estabilidad del país. Es momento, entonces, de evitar la tentación plebiscitaria y articular desde el sistema político un camino transversal, democrático e institucional que logre estar a la altura de esa promesa, aprovechando el vasto aprendizaje constitucional de los últimos años.

Volver a partir de cero y renunciar a la mediación política sería repetir los mayores errores de la fracasada Convención.