Carta publicada el domingo 11 de septiembre de 2022 por La Tercera.

Sr. Director:

El Presidente de la República, Gabriel Boric, ha dicho en reiteradas ocasiones que debe escucharse la “voz del pueblo” y, más aún, que él confía en la “sabiduría del pueblo chileno”. Pero, en concreto, ¿qué significan estas palabras? ¿En qué se traducen? Luego del categórico triunfo del Rechazo es inevitable formular estas preguntas, no sólo por el respaldo explícito de La Moneda a la opción Apruebo, sino también por las recientes actitudes y declaraciones de Boric.

Por un lado, es verdad que el anhelado cambio de gabinete ministerial otorgó más protagonismo al socialismo democrático, y esto quizá ayude a mejorar tanto la gestión gubernamental como el manejo del orden público con el paso de las semanas. Sin embargo, el incordio relativo a la subsecretaría del Interior revela que La Moneda aún no advierte la imperiosa necesidad de erradicar cualquier atisbo de duda acerca de su apoyo a las policías. Guste o no, el octubrismo fue derrotado masivamente en las urnas y el éxito del gobierno depende, en primer lugar, de transmitir un compromiso inequívoco con la seguridad de las personas.

Por otro lado, hasta ahora el primer mandatario sigue sin ofrecer a la ciudadanía una autocrítica a la altura de las circunstancias. ¿No hay algo que decir respecto a la inédita vulneración del deber legal de prescindencia en la campaña para el plebiscito? Más importante aún, ¿cómo explicar que en medio del cambio de gabinete el Presidente sugiriera que no habrá “ni un paso atrás” y que el problema ha sido únicamente la velocidad de las transformaciones? ¿Qué quiere decir esto? ¿Que, por ejemplo, el país aceptará la plurinacionalidad en pocos años más? ¿No habría que tomarse más en serio la rotunda negativa que recibió la propuesta de la Convención?

Después de la histórica derrota del Apruebo —una derrota de la Convención, del texto y de La Moneda—, uno esperaría una actitud distinta de parte del gobierno y de la máxima autoridad del país. Si se insiste en creer que la dificultad se agota sólo en los ritmos y las velocidades, será imposible revisar los diagnósticos, los énfasis y las prioridades del oficialismo; los mismos que lo llevaron a chocar con la realidad.

Ojalá, por el bien de Chile, que el presidente Boric recapacite y reflexione sobre la “voz del pueblo” que tanto suele invocar.