Carta publicada el miércoles 10 de agosto de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Ante el debate de las distintas izquierdas sobre las eventuales modificaciones al texto de la Convención, ayer, el Presidente Boric afirmó que va “a garantizar que ese acuerdo se implemente”. Naturalmente, sería irreal pretender que el Ejecutivo se margine del proceso político que rodea el plebiscito de salida, pero una cosa muy distinta es que la máxima autoridad del país se comporte, de facto, como el jefe de campaña de una de las opciones en disputa.

Esta cruzada atenta contra la ya alicaída credibilidad de La Moneda. Por un lado, son demasiados sus cambios de discurso, énfasis y prioridades frente a la cuestión constitucional, y, por otro lado, el jefe de Estado sigue identificándose progresivamente con la opción del Apruebo, sin considerar su responsabilidad posterior al plebiscito. Con esto arriesga a ser él —y no los convencionales— el principal derrotado del próximo 4 de septiembre.

En paralelo, el Gobierno dice cumplir con sus deberes legales de prescindencia y justifica su despliegue territorial (autógrafos presidenciales inclusive) en la necesidad de informar de manera objetiva e imparcial los contenidos del proceso.

¿Alguien cree que el Presidente Boric y su administración logran desdoblarse de esa manera? ¿Es realmente viable hacer todo esto a la vez? Parece —todo hay que decirlo—una misión imposible.