Carta publicada el miércoles 24 de agosto de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Con la publicación en el Diario Oficial de la reforma que reduce a cuatro séptimos los quorum para modificar la Constitución actual se consolida un escenario insospechado poco tiempo atrás: cambiar la Carta vigente pasa a ser más fácil que modificar el texto que propuso la Convención.

En efecto, para reformar todo aquello que la propuesta considera “sustancial” (alrededor del 75% del nuevo texto), se necesitaría alcanzar un quorum de dos tercios o de cuatro séptimos más un plebiscito adicional. Todo esto, sin contar la polémica sobre el alcance del consentimiento indígena y que el nuevo Congreso está construido a imagen y semejanza de la Convención.

Este cuadro, además, responde a hechos políticos de la mayor trascendencia. Por un lado, los convencionales no solo quisieron instalar su agenda en el extenso texto que escribieron, sino también dificultar al máximo las reformas posteriores (si ya se habla de fatiga electoral hoy, ¿qué dirían de cara a un arduo proceso de reformas que supone un plebiscito posterior?).

Por otro lado, la aprobación de los “cuatro séptimos” deriva de la iniciativa de parlamentarios que optan por el Rechazo. Guste o no, es a partir de esa opción donde hoy reside la posibilidad de articular acuerdos políticos transversales. Precisamente lo que Chile necesita a contar del 5 de septiembre.

Eduardo Saffirio S.
Abogado

Claudio Alvarado R.
Director ejecutivo IES