Carta publicada el sábado 13 de agosto de 2022 por La Tercera.

Sr. Director:

El acuerdo de los partidos de izquierda para introducir “mejoras y aclaraciones” al texto
de la Convención refleja con claridad las tensiones que enfrenta ese mundo y, sobre
todo, la correlación de fuerzas que hoy impera a ese lado del espectro político.

Por de pronto, este acuerdo no formula ninguna autocrítica respecto del trabajo del
órgano constituyente. Es obvio que cualquier esfuerzo serio de reformas debería
comenzar por reconocer que la Convención “dejó mucho que desear” —esas fueron las
palabras de la presidenta del PPD, Natalia Piergentili, en el primer capítulo de la franja
televisiva—. Lo cierto, sin embargo, es que a la hora de articular un documento entre las
distintas izquierdas les resulta imposible algo tan sencillo como constatar esa realidad.

De hecho, el acuerdo del oficialismo insiste en atribuir la situación actual del Apruebo
simplemente a las “interpretaciones que han buscado confundir y desinformar a la
ciudadanía”. A estas alturas, luego de un cuestionamiento transversal y de cuatro meses
abajo en todas las encuestas, ese tono autocomplaciente es muy difícil de entender.
¿Acaso no importan las percepciones de la gente? ¿Qué credibilidad puede tener un
pacto de mejoras incapaz de reconocer los problemas objetivos de la Convención y su
texto?

Naturalmente, el panorama descrito tiene consecuencias: el acuerdo ofrece muy pocos
cambios concretos al texto que se plebiscita en septiembre. Más bien se promete un
puñado de precisiones e implementaciones legales, junto con sugerencias y
consideraciones de índole general. En particular, sorprende la escasa referencia al
sistema político que plantea la Convención. Cabe recordar que representantes del
socialismo democrático han criticado duramente los desequilibrios de aquel sistema: un
presidencialismo sin Senado y una primacía excesiva del Congreso de Diputados. Esto
sin contar los vacíos en materia de partidos e instrumentos que ayuden a disminuir la
fragmentación y favorezcan la gobernabilidad.

Pero nada de eso pareciera ser una prioridad para las fuerzas que predominan en el
oficialismo. El documento implica un triunfo del “apruebo para implementar”
(impulsado por el Frente Amplio) y del “apruebo para perfilar” (del Partido Comunista).
Es decir, se repite la historia de la Convención. Los resultados están a la vista.