Columna publicada el lunes 23 de mayo de 2022 por La Segunda.

“Todos tenemos que hacer los máximos esfuerzos por buscar el encuentro entre quienes habitan nuestro territorio”. Así habló el presidente Gabriel Boric en su primer 21 de mayo como máxima autoridad del país. Y tiene razón. Como ya hemos comentado en estas páginas, entre el estallido de 2019, el desorden migratorio, los atentados en la Araucanía, el aumento del crimen organizado y las presiones inflacionarias, Chile vive una crisis de Estado. De ahí que urja un mensaje político de vocación mayoritaria y unidad e integración nacional. Sólo así podremos comenzar a superar esta crisis.

La gran pregunta, sin embargo, es por qué el presidente Boric no aplica sus propias palabras al dilema constitucional. Es un hecho que la Convención renunció a proyectar la transversalidad del Acuerdo del 15 de noviembre y la masividad del “apruebo” de entrada. Es otro hecho que el 5 de septiembre Chile estará dividido y, más aún, que el texto del órgano constituyente puede llegar a ser rechazado por la ciudadanía. Esto exige realizar desde ya —Boric dixit— los “máximos esfuerzos por buscar el encuentro” del país, cualquiera sea el resultado del plebiscito. 

Hasta ahora —todo hay que decirlo— la centroderecha parece comprender mejor lo que está en juego. Los presidentes de la UDI, RN y Evopoli fueron muy explícitos en su carta al presidente Boric: “la ciudadanía ya decidió cambiar la Constitución vigente, eso no está en discusión”, por lo que ante un eventual triunfo del “rechazo” “es un deber de todos los actores políticos anticiparse a ese cuadro”. En cambio, el ministro Jackson entregó a la Convención sus propuestas para la hipotética transición constitucional —del otro escenario posible, nada—, e incluso avaló una idea tan descaminada como decretos con fuerza de ley que implican saltarse al Congreso en dicha transición; una estrategia propia de dictaduras, como bien señaló el presidente del Senado, Álvaro Elizalde. 

Es verdad que el presidente Boric está presionado por su flanco izquierdo: Guillermo Tellier ya notificó que el PC comprende el plebiscito de septiembre como “la batalla de las batallas”. Sin embargo, no se puede ser jefe del “apruebo” y jefe de Estado al mismo tiempo. Si Gabriel Boric quiere estar a la altura de su cargo, de sus promesas en el balotaje y de sus palabras el 21 de mayo, debe “anticipar todos los escenarios posibles”, como también dijo alguna vez. Aunque esto exija escuchar menos a Tellier y más al expresidente Lagos, quien siempre invitó a mirar el desafío constitucional como la “madre de todos los acuerdos”.

Y si el Presidente de la República no lo advierte a tiempo, serán otros los actores que dibujen la salida alternativa que Chile necesita. Basta recordar qué pasó el 15 de noviembre de 2019.