Carta firmada por Claudio Alvarado y Juan Luis Ossa y publicada el domingo 22 de mayo de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

En las últimas semanas se han repetido las siguientes frases: “si gana el Rechazo, no se podrán llevar a cabo las transformaciones que necesita el país”. “Si los chilenos no aprueban el borrador de la Convención, habrá nuevas y más violentas manifestaciones de descontento en las calles”. “Una derrota del Apruebo dejaría a Chile anclado en el statu quo, una posición que acomoda sobre todo a la derecha”. Aunque estas amenazas son inaceptables en una democracia, conviene preguntarse qué debe ocurrir para que el escenario luego del plebiscito sea lo más constructivo posible.

Comencemos por lo que dice la normativa: según el artículo 142 de la actual Constitución, un triunfo del Rechazo significaría que la Ley Fundamental vigente continuaría rigiéndonos. Ahora bien, ello no quiere decir que tengamos que esperar sentados el resultado de la elección de septiembre. Por el contrario, hay ocasiones en que la política sobrepasa a la norma, al punto de hacer inviable lo que manda la ley. Es lo que sucedió el 15 de noviembre de 2019, y es lo que los distintos actores habrán de hacer si el Rechazo sigue mostrándose competitivo.

Y ya que las izquierdas no parecen interesadas en reconocer esta realidad, son las fuerzas que van de la centroderecha a la centroizquierda las llamadas a presentar un nuevo acuerdo. Algo de eso se vio el viernes cuando, en una carta al Presidente Boric, los principales partidos de oposición —RN, la UDI y Evópoli— concordaron que la “ciudadanía ya decidió cambiar la Constitución vigente” y que, en consecuencia, el “cambio constitucional” se debe realizar pase lo que pase. Nunca la centroderecha se había mostrado más dispuesta que ahora a continuar con el proceso constituyente hasta conseguir una Constitución que cumpla con las expectativas de la ciudadanía. Ello habla bien de sus dirigencias, aunque no es suficiente para lograr el objetivo final.

En efecto, la carta al Presidente Boric debe formar parte de la hoja de ruta que tomen —juntos— el Ejecutivo y el Legislativo. Con ese fin, será importante contar con la colaboración de líderes de centroizquierda, único sector que parece no haber tomado una decisión respecto del plebiscito. No cabe duda de que un compromiso con estas características podría allanar el camino hacia una salida institucional y de largo plazo.

Porque una cosa es clara: cuánta vida haya después de septiembre dependerá del tipo de consenso que promovamos en las próximas semanas.