Carta publicada el viernes 29 de abril de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Unos 30 dirigentes y exministros publicaron esta semana el documento “Pensando en Chile, decimos sí a la nueva Constitución”. Entre otros argumentos, más o menos discutibles según el caso, el texto sugiere una idea sorprendente viendo quiénes son sus autores: que gracias al trabajo de la Convención “saldremos de una Constitución autoritaria, escrita entre cuatro paredes…”. El punto no es negar el origen autoritario de la Carta constitucional vigente, sino advertir que entre 1980 y nuestros días ha corrido mucha, demasiada agua bajo los puentes. De hecho, la Constitución que nos rige fue firmada hace casi dos décadas no solo por el expresidente Ricardo Lagos, sino también por Nicolás Eyzaguirre, Francisco Vidal —ambos firmantes del documento— y varios otros emblemáticos dirigentes políticos.

Las preguntas, entonces, son inevitables: ¿Cómo es posible que esos y otros exministros abdiquen a tal punto de su propio pasado? ¿Cómo hacer caso omiso de la evolución del Chile posdictadura que ellos mismos protagonizaron? ¿Cuánto influyó este tipo de actitudes en que toda una generación de políticos de centroizquierda haya sido desplazada por el Frente Amplio? En fin, ¿por qué se requiere tergiversar la historia reciente para defender el trabajo de la Convención?