Carta publicada el martes 1 de febrero de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Estas fueron las palabras del alcalde de Iquique para referirse a la crisis migratoria que tiene a la ciudad bloqueada y asediada: “Al no haber Estado, el que toma control es el crimen organizado”.

Aunque el gobierno actual tiene una cuota importante de responsabilidad en esta crisis, el desafío para el gobierno de Gabriel Boric será titánico. La izquierda lleva varios años absorta por los discursos cosmopolitas sobre el derecho humano a inmigrar, asumiendo que “nadie es ilegal” y “todos somos inmigrantes”. Así, cualquier reparo a la inmigración se atribuye al racismo o a la xenofobia de los chilenos que interactúan con los extranjeros, ignorando, en consecuencia, las tensiones reales que provoca la llegada masiva de inmigrantes (basta recordar algunas propuestas del propio Presidente electo antes de la segunda vuelta). Al mismo tiempo, la izquierda padece serios problemas para asumir que el Estado tiene el monopolio de la violencia legítima y que en ciertas ocasiones le corresponde usarla para asegurar la paz social.

La combinación de estas dos aproximaciones —ceguera cosmopolita y dificultad para legitimar la fuerza del Estado— puede llegar a ser un cóctel explosivo, pues, tal como señaló el alcalde, si el Estado no resuelve estos problemas, otros vendrán a ocupar su lugar. Y eso siempre conduce al caos, en el mejor de los casos, y sangre y fuego en el peor de ellos.

Por el bien de inmigrantes y chilenos, debemos hacer todos los esfuerzos para que esta crisis no termine así.