Carta publicada el sábado 22 de enero de 2022 por El Mercurio.

Señor Director:

Genaro Arriagada ha subrayado en estas páginas, con toda razón, que quienes buscamos reformar el presidencialismo y no cambiar de régimen estamos muy preocupados por la separación de poderes. En efecto, cuando se propone eliminar el Senado y el Tribunal Constitucional, suprimir además la votación popular del jefe de Gobierno para trasladarla a la desprestigiada Cámara de Diputados podría significar una concentración de poder inaudita, peligrosa y de dudosa legitimidad (¿aceptarían dócilmente los chilenos que les arrebaten la elección directa del gobernante?).

Asimismo, cabe destacar la constante referencia de Arriagada a “las democracias más desarrolladas”. Es verdad que se trata de un énfasis demasiado selectivo: basta recordar los problemas de países no presidencialistas como Rusia, Hungría o —más cercano a nosotros— Perú. Pero también es verdad que ciertas élites políticas suelen creer que la solución a nuestras dificultades pasa, básicamente, por asumir modelos del llamado primer mundo, sin importar nuestra idiosincrasia ni el arraigo de instituciones como la Presidencia de la República. Genaro Arriagada ha sido muy explícito al respecto, y eso se agradece.