Carta publicada el lunes 27 de diciembre de 2021 por El Mercurio.

Señor Director:

En su entrevista de ayer, Giorgio Jackson afirma que el exitoso proceso de vacunación en medio de la pandemia representa una “victoria cultural”, pensando en las reformas que busca impulsar el gobierno de Gabriel Boric. Coincido con Jackson en que se trata de una experiencia muy valiosa, que deja lecciones relevantes. Me temo, sin embargo, que dicha vacunación no responde exactamente a ninguno de los paradigmas que suelen proponer nuestros actores políticos. Es verdad que ella supone un acceso gratuito y el rol protagónico del Estado, pero también un funcionamiento fuertemente descentralizado, la integración de la red pública y privada y el reconocimiento del decisivo aporte de esta última (basta pensar en cómo Sinovac llegó a Chile, de la mano de la red salud UC).

Si acaso estamos en presencia de un modelo a seguir ahí donde sea posible hacerlo —su financiamiento adolece de dificultades importantes de cara al mediano y largo plazo—, es porque la vacunación se ha sustentado en la colaboración de diversas lógicas institucionales, particulares y estatales, con y sin fines de lucro, nacionales y foráneas. Este horizonte de auténtico pluralismo social, en el que resuena una sociedad del bienestar más que un Estado de bienestar, no es patrimonio exclusivo de ningún sector político. Aprender de él exige tomar nota de esta realidad.