Columna publicada el lunes 4 de octubre de 2021 por La Segunda.

¿Cómo explicar el auge de José Antonio Kast? Es sabido que la campaña de Sebastián Sichel ha vivido semanas para el olvido, pero en el fenómeno también parecieran incidir otros factores.
En primer lugar, el contraste entre JAK y el zigzagueo e inconsistencia de la vieja guardia. Mientras los partidos de centroderecha juegan al desorden y las reyertas de poca monta, la ex Concertación no sólo abdicó de los últimos 30 años —sus 30 años—, sino que además busca competirle por la izquierda a Gabriel Boric. Este cuadro favorece los mensajes de “una sola línea”: guste o no, la consecuencia paga.

El crecimiento de Kast, además, vuelve a confirmar que el escenario actual se caracteriza por la incertidumbre. Soplan fuertes vientos de cambios (el casi 80% del Apruebo no cayó del cielo), pero su orientación específica no está resuelta ni asegurada (ese casi 80% no tiene dueño). Si acaso es verdad que nuestro país despertó, vaya a saber uno hacia dónde termina levantándose el Chile postransición.

Conviene tomar en serio este panorama, pues las masas no siempre apuntan hacia donde quisiera la opinión ilustrada. Por ejemplo, luego de fiestas patrias Twitter ardió por un video en que Marcelo Salas Melinao cantaba los viejos estandartes y poco antes Boric disparó sus dardos contra la “parada militar”, pero en paralelo varios millones de chilenos siguieron el tradicional evento por TV. Menos anecdótica ha sido la ceguera de aquellas élites que ignoran las tensiones generadas por la inmigración masiva. Polvorines como los de Iquique no surgen de la nada.

Tal como ha ocurrido con ciertos populismos europeos, esta clase de polémicas y el desprecio de prácticas, creencias y temores arraigados en los sectores populares son tierra fértil para JAK. Pero ahí mismo reside, paradójicamente, la debilidad de su proyecto. Al revisar las primeras páginas de “Ruta republicana” —el documento programático editado por Rojo Edwards—, se descubre un hondo recelo de las percepciones ciudadanas. El malestar social sería una campaña de la izquierda, la gente habría sido convencida por unos ideólogos, la crisis derivaría simplemente de la cobardía de la clase política, etc.

Así, en el discurso se insiste en el protagonismo de las personas, pero reiterando el déficit de la derecha posdictadura: en vez de mirar a la sociedad, la receta se define a priori. Por algo “Ruta republicana” alude a “El ladrillo” como modelo. Como si después de tres décadas, dos Piñera y múltiples crisis, bastara bajar impuestos y defender “las ideas de la libertad”.
Es un error usar la etiqueta “populismo” como insulto, sin preguntarse qué hay detrás. Pero éste, además, sería un populismo muy curioso: en el proyecto de JAK, en general, el pueblo brilla por su ausencia.