Carta publicada el miércoles 20 de octubre de 2021 por El Mercurio.

Señor Director:

Su editorial de ayer acierta al criticar la enigmática elección del 18 de octubre como día inicial del debate de contenidos en la Convención Constitucional. Al error simbólico involucrado —vincularse a un día marcado por el saqueo y el vandalismo—, se suman un equívoco intelectual y uno político.

El error intelectual consiste en atribuir ex post un contenido constructivo a la brutal violencia del 18-O. Dicha violencia no tenía norte conocido ni propositivo y resulta injustificable bajo cualquier circunstancia.

El error político consiste en relegar a un segundo plano tanto la dimensión pacífica de la protesta, como el camino institucional que condujo al proceso constituyente. Los hitos clave de todo esto son la “marcha más grande de Chile”, del 25 de octubre de 2019; el acuerdo constitucional, del 15 de noviembre del mismo año, y el plebiscito de entrada, del 25 de octubre de 2020.

Si acaso existirá una Constitución nacida en democracia es precisamente gracias a estos hitos. La legitimidad de la Convención depende de su compromiso con ellos y con los supuestos básicos del régimen democrático. Su condición indispensable, obviamente, es el rechazo inequívoco de la violencia como método de acción política.